BIBLIOGRAFÍA 7
O´Conell SC, Bare BG. Valoración y tratamiento de pacientes con trastornos hepáticos. Brunner & Suddarth's Textbook of Medical-Surgical Nursing. Vol II. 10ª ed. México, D.F: McGraw-Hill Interamericana; 2005. p. 1187-1195.
De este libro me ha parecido interesante la parte que
hace mención a la hipertensión portal y a su fisiopatología pues esta es una de
las complicaciones de la cirrosis hepática de la cual tanto se ha hablado en
clase. La hipertensión portal ocurre por la obstrucción de la circulación
sanguínea a través del hígado dañado lo que incrementa la presión en todo el
sistema venoso portal. La hipertensión portal suele relacionarse con la
cirrosis hepática, pero también aparece en caso de hepatopatías no cirróticas.
Si bien la esplenomegalia (aumento del tamaño del bazo) con posible
hiperesplenismo es una manifestación común de hipertensión portal, dos de sus
consecuencias importantes son ascitis y varices. En las ascitis, el líquido se
acumula en la cavidad abdominal, y aunque suele ser resultado de lesiones
hepáticas, también puede presentarse en trastornos como el cáncer, nefropatía o
insuficiencia cardiaca. Las varices son dilataciones venosas que se desarrollan
por las presiones altas transmitidas a todas las venas que drenan hacia el
sistema portal; son propensas a la rotura y a menudo originan hemorragias
masivas en la parte alta del tubo digestivo y el recto. Además las
anormalidades de la coagulación sanguínea, que a menudo se observan en
pacientes con hepatopatía grave, aumentan la posibilidad de hemorragia.
También me ha perecido interesante hacer referencia a
la paracentesis que fue nombrada en clase pero no se profundizo mucho en clase
sobre esta, la cual consiste en la eliminación de líquido (ascitis) de la
cavidad peritoneal mediante una pequeña incisión quirúrgica o punción a través
de la pared abdominal que se lleva a cabo en condiciones estériles. En algunos
pacientes es necesario el control ultrasonográfico en virtud de su alto riesgo
de hemorragia, debido a su perfil de coagulación anormal, o porque se han
sometido con anterioridad a operaciones abdominales y es posible que tengan
adherencias. Esta técnica, considerada alguna vez como el tratamiento normal
para ascitis, ahora se realiza más bien para estudios diagnósticos del líquido
obtenido, corrección de ascitis masiva resistente a tratamiento nutricional o
con diuréticos y que causa problemas graves al paciente, y preparación para
otras técnicas, como estudio de imágenes, diálisis peritoneal o cirugía. Se
envía al laboratorio una muestra del líquido ascítico para análisis, como
recuento celular, niveles de albúmina y proteínas totales, cultivos y, en
ocasiones, otros estudios. Está demostrado que una paracentesis de gran volumen
(5 a 6 litros ) es un método
seguro para tratar la ascitis grave. Esta técnica, combinada con la infusión
intravenosa de albúmina baja en sal u otro coloide, se ha convertido en el
tratamiento estándar de la ascitis masiva refractaria.
Por último profundizar algo mas en las varices
esofágicas mencionadas anteriormente como consecuencia de la hipertensión
portal, la hemorragia o sangrado de estas varices esofágicas ocurre en cerca de
la tercera parte de los pacientes con cirrosis y varices. La tasa de mortalidad
derivada del primer episodio hemorrágico es de 45% a 50%, pues este trastorno
es una de las causas principales de muerte en pacientes con cirrosis. La tasa
de mortalidad aumenta con cada episodio hemorrágico subsiguiente.
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