Smeltzer S, Bare B. Valoración y tratamiento de pacientes con trastornos hepáticos. Brunner & Suddarth's Textbook of
Medical-Surgical Nursing. Vol II. 10ª ed. México,D.F. McGraw-Hill Interamericana; 2010. p.1180-1234
La disfunción hepática es una lesión altamente asociada a la
sociedad actual, puesto que la mayoría de los decesos que provocan se
encuentran relacionados con los hábitos alcohólicos. Es por ello que las
hepatopatías crónicas son más frecuentes en varones. Y entre los síntomas que
más importancia cobran se encuentran:
·
La ictericia. En este fragmento señala los
diversos tipos de bilirrubina alta pueden producirse, los cuales no los
habíamos conocido previamente, estos son la hemolítica, la hepatocelular, la
obstructiva y la hiperbilirrubinemia hereditaria. En cuanto a la primera
señalar que aparecen en sujetos postranfusionales y con otros trastornos hemolíticos.
Si se produce un aumento en gran medida de los niveles de la bilirrubina no
conjugada hay un riesgo de lesión del tallo encefálico. La segunda se da como
consecuencia de hepatitis virales u otros virus afectantes del hígado, siendo
sus niveles altos los causantes de anorexia, malestar, debilidad etc. Además
según sea su causa o la magnitud de sus lesiones, podrá clasificarse como
crónica o no. En cuanto a la obstructiva se podría decir que se debe a la
obstrucción de un conducto biliar por alguna alteración como podría ser p.ej.
un cálculo; o por el aumento de la viscosidad de la bilis en el interior de los
colangiolos después de la ingestión de ciertos medicamentos colestáticos. En
ambas la bilis no fluye al intestino, volviendo al parénquima hepático, pasando
a la sangre y provocando entonces la coloración amarillenta en piel, mucosas y
escleróticas, causando en gran cantidad, la perdida en el intestino de
bilirrubina (heces blancas y orina naranja, intolerancia a alimentos grasos y
dispepsia) y el prurito en la piel. Para finalizar la hereditaria, que se
manifiesta con el nombre de síndrome de Gilbert, que implica unos aumentos
agudos de la bilirrubina no conjugada, causando episodios intermitentes de
ictericia que pueden ser leves (coloración suave de mucosas) o más notorias
(piel amarillenta). Además este es frecuente, puesto que afecta a un 2-5% de la
población, entre los que me incluyo.
·
Por otra parte, en cuanto a las varices
esofágicos, me interesa la forma en la que gran parte de los pacientes con
cirrosis (1/3), siendo una patología de alta mortalidad desde el primer episodio hemorrágico en pacientes con
cirrosis. Estas son causadas en un primer principio por la hipertensión portal,
que provocará un gradiente de presión entre la porta y la cava inf. Pasos después,
las venas sistémicas del plexo esofágico, hemorroidal y adyacentes se desarrollan
colaterales venosos por el aumento de la P del sistema portal. Esto conllevará
la formación de varices en estas localizaciones que en caso de romperse
causaran una hemorragia con una tasa de letalidad del 50%, que se incrementará
por cada episodio sufrido. Por tanto, esta sucesión será prevenible y tratable
mediante una vigilancia cuidadosa para permitir identificar los signos iniciales,
puesto que el paciente presentará hematemesis, melenas o incluso deterioro
físico y mental, siento antes síntomas de choque (como pueden ser cambios en la
piel, más fría y pegajosa, hipotensión y taquicardia). Cuando en un paciente
con cirrosis observemos estas manifestaciones debemos valorarla junto con una
endoscopia de forma inmediata para evitar las letales hemorragias. Lo más
importante de las varices sangrantes es que rápidamente pueden conllevar un
choque circulatorio, lo que conllevaría a la hipoperfusión que causaría disfunción
celular, que a la vez causaría la insuficiencia multiorgánica que llevaría a la
muerte.
3/11/2014 Sergio R.
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